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  • Y una cosa más. Sobre mi nombre, Artemisa, tenías razón. En Londres, suele ser un nombre femenino, como la diosa griega de la arquería. Pero de vez en cuando aparece un varón con tal talento para la caza que se gana el derecho a usar el nombre. Yo soy ese hombre. Artemisa, la cazadora. Yo te he cazado.