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  • Después de los requisitos básicos para vivir y reproducirse, lo que más desea el hombre es dejar alguna huella de sí mismo, una prueba, tal vez, de que ha existido realmente. Deja su prueba en la madera, en la piedra o en la vida de otras personas. Este profundo deseo existe en todo el mundo, desde el niño que escribe palabrotas en un retrete público hasta el Buda que graba su imagen en la mente de la raza. La vida es tan irreal. Creo que dudamos seriamente de que existamos e intentamos demostrar que es así.

    John Steinbeck (1995). “The Pastures of Heaven”, p.59, Penguin