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  • No hay nada que con un giro de la imaginación no pueda ser otra cosa. Las marsopas que se levantan en un mar verde, el viento al anochecer doblando las hierbas rojas como rosas y tú -con tu delantal apresurándote a cogerlo- dicen que te parece que es tu hijo. ¡Qué ridículo! Pasarás a una nube y volverás a mirarme, sin contar el tonto garabato que te puso alas en los talones, en las rodillas.

    William Carlos Williams, “Kora In Hell: Improvisations XXVII”