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El hombre depende de Dios para todo: Dios depende del hombre para una. Sin el amor del hombre, Dios no existe como Dios, sólo como creador, y el amor es lo único que nadie, ni siquiera Dios mismo, puede ordenar. Es un don gratuito o no es nada. Y es más propio, más libre, cuando se ofrece a pesar del sufrimiento, de la injusticia y de la muerte. . . La justificación de la injusticia del universo no es nuestra aceptación ciega de la voluntad inexplicable de Dios, ni nuestra confianza en el amor de Dios, su amor oscuro e incomprensible, por nosotros, sino nuestro amor humano, a pesar de todo, por él.