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  • Estaba solo en la colina, y hacía frío. Y lo único que podías hacer era seguir adelante. Podías gritar, llorar y dar pisotones, pero aparte de hacerte sentir más caliente, no serviría de nada. Podías decir que era injusto, y era cierto, pero al universo no le importaba porque no sabía lo que significaba "justo". Ése era el gran problema de ser bruja. Dependía de ti. Siempre dependía de ti.