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  • Comprometerse a ser "apóstol de la alegría" cuando humanamente podría haberse sentido al borde de la desesperación, fue realmente heroico. Podía hacerlo porque su alegría estaba arraigada en la certeza de la bondad última del amoroso plan de Dios para ella. Y aunque su fe en esta verdad no tocaba su alma con consuelo, se aventuró a afrontar los retos de la vida con una sonrisa. Su única palanca era su confianza ciega en Dios.

    Brian Kolodiejchuk, Mother Teresa (2012). "Mother Teresa: Come Be My Light: The revealing private writings of the Nobel Peace Prize winner", p.171, Random House