-
Esto es lo que pensaba: para que lo más banal se convierta en una aventura, es necesario (y esto basta) empezar a contarla. Esto es lo que engaña a la gente: un hombre es siempre un contador de cuentos, ve todo lo que le sucede a través de ellos; y trata de vivir su propia vida como si estuviera contando un cuento. Pero hay que elegir: vivir o contar.