Escuche ahora los tres primeros objetivos del movimiento corporativista en Alemania, Italia y Francia durante la década de 1920. Estos objetivos fueron desarrollados por las personas que más tarde se convertirían en parte de la experiencia fascista: (1) transferir el poder directamente a los grupos de interés económico y social; (2) impulsar la iniciativa empresarial en áreas normalmente reservadas a los organismos públicos; (3) eliminar los límites entre el interés público y el privado, es decir, cuestionar la idea del interés público. Esto suena como el programa oficial de la mayoría de los gobiernos occidentales contemporáneos.