Autores:
  • No tenía por qué haber una moraleja. Le bastaba con mostrar mentes separadas, tan vivas como la suya, luchando con la idea de que otras mentes estaban igualmente vivas. No era sólo la maldad y la intriga lo que hacía infeliz a la gente, era la confusión y la incomprensión, sobre todo, la incapacidad de comprender la simple verdad de que otras personas son tan reales como tú. Y sólo en un cuento se podía entrar en esas mentes diferentes y mostrar cómo tenían el mismo valor. Ésa era la única moraleja que debía tener un cuento.

    "Atonement". Book by Ian McEwan, 2001.