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Fue un momento amargo para nosotros. No éramos dos padres maduros. Éramos sólo dos niños jugando a ser mayores. Aún necesitábamos el permiso, las bendiciones y el dinero de mamá y papá para sobrevivir.
Fue un momento amargo para nosotros. No éramos dos padres maduros. Éramos sólo dos niños jugando a ser mayores. Aún necesitábamos el permiso, las bendiciones y el dinero de mamá y papá para sobrevivir.