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Hasta entonces, siempre que alguien había mencionado la posibilidad de hacer una adaptación cinematográfica, mi respuesta había sido: 'No, no me interesa'. Creo que cada lector crea su propia película dentro de su cabeza, pone cara a los personajes, construye cada escena, oye las voces, huele los olores. Y por eso, cada vez que un lector va a ver una película basada en una novela que le gusta, sale decepcionado, diciendo: 'el libro es mucho mejor que la película'.