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Uno es tan invencible como su menor debilidad, y éstas son realmente pequeñas: la longitud de una pestaña de un bebé dormido, la envergadura de la mano de un niño. La vida da muchas vueltas, y resulta que la conciencia también.
Uno es tan invencible como su menor debilidad, y éstas son realmente pequeñas: la longitud de una pestaña de un bebé dormido, la envergadura de la mano de un niño. La vida da muchas vueltas, y resulta que la conciencia también.