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Desde el mirador del Empire State Building se ven las cosas más bonitas. Leí en alguna parte que se supone que la gente de la calle parece hormiga, pero no es cierto. Parecen personitas. Y los coches parecen coches pequeños. Incluso los edificios parecen pequeños. Es como si New York fuera una réplica en miniatura de New York, lo cual es agradable, porque puedes ver cómo es realmente, en lugar de cómo se siente cuando estás en medio de ella.