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Perder a un hermano es perder a alguien con quien puedes compartir la experiencia de envejecer, que se supone que te traerá una cuñada y sobrinas y sobrinos, criaturas que pueblan el árbol de tu vida y le dan nuevas ramas. Perder a tu padre es perder a aquél cuya guía y ayuda buscas, que te sostiene como el tronco de un árbol sostiene sus ramas. Perder a tu madre, bueno, es como perder el sol sobre ti. Es como perder... Lo siento, prefiero no seguir.