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Una de las pocas razones por las que respetaba a mi madre cuando tenía trece años era porque se metía en el fregadero con las manos desnudas -las manos desnudas-, cogía esa porquería letal y la tiraba a la basura. Por si fuera poco, la vi meter la mano en la bolsa de basura mojada y rebuscar en ella una cucharilla perdida. Manos desnudas - una especie de coraje loco.