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  • El Dios del Antiguo Testamento es posiblemente el personaje más desagradable de toda la ficción: celoso y orgulloso de serlo; un controlador mezquino, injusto e implacable; un vengativo y sanguinario limpiador étnico; un misógino, homófobo, racista, infanticida, genocida, filicida, pestilente, megalómano, sadomasoquista, caprichosamente malévolo.

    Richard Dawkins (2008). “The God Delusion”, p.51, Houghton Mifflin Harcourt