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  • Pocos somos los que no nos hemos despertado alguna vez antes del amanecer, bien después de una de esas noches sin sueños que hacen que uno casi se enamore de la muerte, o bien después de una de esas noches de horror y alegría deforme, cuando por las cámaras del cerebro recorren fantasmas más terribles que la realidad misma, y el instinto con esa vida vívida que se esconde en todos los grotescos, y que presta al arte gótico su vitalidad duradera, siendo este arte, uno podría imaginar, especialmente el arte de aquellos cuyas mentes han sido perturbadas por la enfermedad del ensueño.

    Oscar Wilde (2007). “The Collected Works of Oscar Wilde”, p.92, Wordsworth Editions