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  • Tener esperanza cristiana significa conocer el mal y, sin embargo, ir al encuentro del futuro con confianza. El núcleo de la fe descansa en aceptar ser amado por Dios, y por tanto creer es decir Sí, no sólo a Él, sino a la creación, a las criaturas, sobre todo a los hombres, intentar ver la imagen de Dios en cada persona y convertirse así en amante. No es fácil, pero el Sí de fondo, la convicción de que Dios ha creado a los hombres, de que está detrás de ellos, de que no son simplemente negativos, da al amor un punto de referencia que le permite fundamentar la esperanza sobre la base de la fe.