Aunque las constelaciones en las que me he encontrado -y naturalmente también los periodos de la vida y sus diferentes influencias- han provocado cambios y desarrollos en los acentos de mi pensamiento, mi impulso básico, precisamente durante el Concilio, ha sido siempre liberar de incrustaciones el núcleo auténtico de la fe y dar a este núcleo fuerza y dinamismo. Este impulso es la constante de mi vida... lo importante para mí es que nunca me he desviado de esta constante, que desde mi infancia ha moldeado mi vida, y que me he mantenido fiel a ella como dirección básica de mi vida.