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Criar a niños negros -hombres y mujeres- en la boca de un dragón racista, sexista y suicida es peligroso y arriesgado. Si no pueden amar y resistir al mismo tiempo, probablemente no sobrevivirán. Y para sobrevivir deben dejarse llevar. Esto es lo que enseñan las madres: a amar y a sobrevivir, es decir, a definirse y a dejarse llevar.