Autores:
  • De nada", respondió Gregorius. La pareja portuguesa se sentó y el tren siguió su marcha. Gregorius nunca olvidaría esta escena. Eran sus primeras palabras en portugués en el mundo real y funcionaban. Que las palabras pudieran provocar algo en el mundo, hacer que alguien se moviera o se detuviera, riera o llorara: ya de niño le había parecido extraordinario y nunca había dejado de impresionarle.

    "Night Train To Lisbon".