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  • La autoridad siempre ha atraído a los elementos más bajos de la raza humana. A lo largo de la historia, la escoria ha acosado a la humanidad. Aquellos que se enseñorean de sus semejantes y lanzan órdenes en todas direcciones y mandarían a la hierba del prado hacia dónde doblarse con el viento son la clase más depravada de prostitutas. Se someterán a cualquier indignidad, realizarán cualquier acto vil, harán cualquier cosa para alcanzar el poder. Los peores despojos del planeta son los ingredientes de la soberanía. Todo gobierno es un parlamento de putas. El problema es que en una democracia las putas somos nosotros.

    P.J. O'Rourke (2015). “Thrown Under the Omnibus”, p.253, Atlantic Books Ltd