Autores:
  • El teólogo puede permitirse la agradable tarea de describir a la Religión tal como descendió del Cielo, ataviada con su pureza nativa. Un deber más melancólico se impone al historiador. Debe descubrir la inevitable mezcla de error y corrupción que contrajo en una larga residencia en la Tierra, entre una raza de seres débiles y degenerados.

    Edward Gibbon (2009). "Decadencia y caída del Imperio Romano (Editado y abreviado): Edición abreviada", p.237, Modern Library