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Cada ser humano sobre la faz de la tierra tiene una placa de acero en su cabeza, pero si te acuestas de vez en cuando y te quedas tan quieto como puedas, se deslizará abierta como las puertas de un ascensor, dejando entrar todos los pensamientos secretos que han estado parados alrededor tan pacientemente, presionando el botón para un viaje a la cima. Los verdaderos problemas de la vida ocurren cuando esas puertas ocultas permanecen cerradas demasiado tiempo.