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Tenemos un nombre para su enfermedad. La llamamos hiperestética. Se le ha animado a que se complazca en exceso en la literatura, y se han inflamado sus órganos de la fantasía.
Tenemos un nombre para su enfermedad. La llamamos hiperestética. Se le ha animado a que se complazca en exceso en la literatura, y se han inflamado sus órganos de la fantasía.