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Si los libros religiosos no circulan ampliamente entre las masas de este país, no sé qué va a ser de nosotros como nación. Si no se difunde la verdad, se difundirá el error. Si Dios y Su Palabra no son conocidos y recibidos, el diablo y sus obras ganarán la ascendencia. Si el volumen evangélico no llega a cada aldea, lo harán las páginas de una literatura corrupta y licenciosa. Si el poder del Evangelio no se hace sentir a lo largo y ancho de esta tierra, la anarquía y el desgobierno, la degradación y la miseria, la corrupción y las tinieblas reinarán sin mitigación ni fin.