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El presente fluía junto a ellos como un arroyo. El árbol crujía. Había hecho música antes de que ellos nacieran, y seguiría haciéndolo después de sus muertes, pero su canción era del momento. El momento había pasado. El árbol volvió a crujir. Sus sentidos se agudizaron y parecieron comprender la vida. La vida pasó. El árbol volvió a crujir.