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  • No te dejes aprisionar por ningún afecto. Conserva tu soledad. El día, si alguna vez llega, en que se te dé verdadero afecto, no habrá oposición entre la soledad interior y la amistad, sino todo lo contrario. Incluso por este suspiro infalible lo reconocerás.

    Simone Weil (2002). “Gravity and Grace”, p.67, Psychology Press