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La tierra no es una guarida, ni tampoco una prisión. La tierra es un Paraíso, el único que conoceremos. Nos daremos cuenta en cuanto abramos los ojos. No tenemos que hacer de ella un Paraíso, ya lo es. Sólo tenemos que hacernos aptos para habitarlo. El hombre de la pistola, el hombre con el asesinato en el corazón, no puede reconocer el Paraíso aunque se lo muestren.