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Que la mujer aún tome a un mayor que ella: así se viste para él, Así se balancea en el corazón de su marido, Porque, muchacho, por más que nos alabemos a nosotros mismos, Nuestras fantasías son más vertiginosas e inestables, Más anhelantes, vacilantes, más pronto a perderse y advertirse, que las de las mujeres.