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Si alguna facultad de nuestra naturaleza puede considerarse más maravillosa que las demás, creo que es la memoria. Parece haber algo más incomprensible en los poderes, los fallos y las desigualdades de la memoria que en cualquier otra de nuestras inteligencias. La memoria es a veces tan retentiva, tan útil, tan obediente; otras, tan desconcertada y tan débil; y otras, de nuevo, tan tiránica, ¡tan fuera de control! Somos, sin duda, un milagro en todos los sentidos; pero nuestras facultades para recordar y olvidar parecen particularmente difíciles de descubrir.