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En cierto modo, es bueno saber que hay dioses griegos ahí fuera, porque tienes a alguien a quien culpar cuando las cosas van mal. Por ejemplo, cuando te alejas de un autobús que acaba de ser atacado por brujas monstruosas y explotado por un rayo, y encima está lloviendo, la mayoría de la gente podría pensar que eso es sólo muy mala suerte; cuando eres un mestizo, entiendes que alguna fuerza divina está realmente tratando de estropearte el día.