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Y de repente me doy cuenta de que, aunque nunca antes había pensado en estar enamorada de Nick, se dan todos los ingredientes. Me gusta. Me gusta. Es mi amigo. Me hace reír. Me encanta estar con él. Y empiezo a sentirme cálida y radiante, y al diablo con lo demás. Al diablo con que no tiene dinero, que vive en un departamento y que no es lo que yo creía que quería. Sólo voy a seguir con esto y ver dónde termina. Quiero decir, nadie dice que tenga que casarme con él, por el amor de Dios.