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Hay dos peligros espirituales en no poseer una granja. Uno es el peligro de suponer que el desayuno viene de la tienda de comestibles, y el otro que el calor viene del horno.
Hay dos peligros espirituales en no poseer una granja. Uno es el peligro de suponer que el desayuno viene de la tienda de comestibles, y el otro que el calor viene del horno.