Cuando Vanidad besó a Vanidad, hace cien felices Junios, él la meditó sin aliento, y, para que todos los hombres lo supieran, rimó sus ojos con la vida y la muerte: "¡A través del tiempo salvaré mi amor!" dijo. . . pero la Belleza se desvaneció con su aliento, y, con sus amantes, estaba muerta. . . . -Siempre su ingenio y no sus ojos, siempre su arte y no su pelo: "Quien quiera aprender un truco en rima, que sea sabio y se detenga ante su soneto allí". . . Así que todas mis palabras, por verdaderas que sean, podrían cantarte hasta el milésimo junio, y nadie sabría jamás que fuiste Belleza por una tarde.