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Aunque de boquilla defendemos las virtudes de la lectura, lo cierto es que todavía hay en nuestra cultura algo que sospecha que quienes leen demasiado, signifique lo que signifique leer demasiado, son vagos, soñadores sin rumbo, gente que necesita crecer y salir a la calle, donde está la vida real, que se creen superiores en su separatismo.