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¿Cómo es posible que, dos siglos después de que Jane Austen terminara su manuscrito, lleguemos al mundo de Orgullo y prejuicio y nos encontremos trascendiendo las costumbres, las restricciones, el tiempo y las costumbres para llegar a un lugar que nos educa, nos divierte y nos cautiva? Es un milagro. Leemos en la cama porque la lectura está a medio camino entre la vida y el sueño, nuestra propia conciencia en la mente de otra persona.