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El tiempo puede jugarnos todo tipo de malas pasadas. En un abrir y cerrar de ojos, los bebés aparecen en carruajes, los ataúdes desaparecen en el suelo, las guerras se ganan y se pierden, y los niños se transforman, como las mariposas, en adultos.
El tiempo puede jugarnos todo tipo de malas pasadas. En un abrir y cerrar de ojos, los bebés aparecen en carruajes, los ataúdes desaparecen en el suelo, las guerras se ganan y se pierden, y los niños se transforman, como las mariposas, en adultos.