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Siempre a altas horas de la noche, cuando todo y todos los demás estaban en silencio, esas voces se alzaban como fantasmas, suaves e inquietantes, llenando tu mente hasta que por fin llegaba el sueño.
Siempre a altas horas de la noche, cuando todo y todos los demás estaban en silencio, esas voces se alzaban como fantasmas, suaves e inquietantes, llenando tu mente hasta que por fin llegaba el sueño.