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El hombre que pasa toda su vida ejecutando unas cuantas operaciones sencillas, cuyos efectos son tal vez siempre los mismos, o muy parecidos, no tiene ocasión de ejercitar su entendimiento ni de ejercitar su inventiva para encontrar medios de resolver dificultades que nunca se presentan. Por lo tanto, pierde naturalmente el hábito de tal esfuerzo, y generalmente se vuelve tan estúpido e ignorante como es posible que se vuelva una criatura humana.