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A Jo le brillaron los ojos, porque siempre es agradable que crean en uno, y los elogios de un amigo son siempre más dulces que una docena de bocanadas de periódico.
A Jo le brillaron los ojos, porque siempre es agradable que crean en uno, y los elogios de un amigo son siempre más dulces que una docena de bocanadas de periódico.