-
Pienso en lo realmente interesante y extraño que es que, cuando una mujer se casa, tradicionalmente pierde su nombre, que pasa a ser absorbido por el apellido del marido: en efecto, se pierde, se evapora de todos los registros con su apellido de soltera. Por fin entiendo la rabia que hay detrás del feminismo: la idea de que, como mujer, eres una propiedad que se transmite entre tu padre y tu marido, pero nunca un individuo que exista de forma independiente. Y, por otro lado, también es una de las pocas formas en que uno puede perderse legítimamente: nadie lo cuestiona.