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  • Pero la belleza, la verdadera belleza, termina donde comienza una expresión intelectual. El intelecto es en sí mismo un modo de exageración, y destruye la armonía de cualquier rostro.

    Oscar Wilde, Russell Jackson, Joseph Bristow, Ian Small (2000). “The Complete Works of Oscar Wilde: The picture of Dorian Gray : the 1890 and 1891 texts”, p.170, Oxford University Press on Demand