-
Los autores también crean personajes adorables y simpáticos, y luego proceden a hacerles cosas terribles, como arrojarlos a desagradables mazmorras controladas por bibliotecarios. Esto hace que los lectores se sientan heridos y preocupados por los personajes. La verdad es que a los autores les gusta hacer que la gente se retuerza. Si no fuera así, todas las novelas estarían llenas de simpáticos conejitos celebrando fiestas de cumpleaños.