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  • Es una religión hermosa y me gustaría entenderla más. No, no quiero entenderlo todo. Es hermosa porque siempre es un misterio. A veces digo que no creo en Dios, en Jesús y en María. Soy un mal católico porque falto a misa de vez en cuando y refunfuño cuando, en confesión, me imponen una pesada penitencia por algo que no he podido evitar hacer. Pero bueno o malo, soy católico y nunca seré otra cosa. Por supuesto, no pedí nacer católico, como tampoco pedí nacer estadounidense. Pero me alegro de haber resultado ser ambas cosas.