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  • Nos sentamos en silencio y observamos el mundo que nos rodea. Esto me ha llevado toda una vida aprenderlo. Parece que sólo los ancianos son capaces de sentarse uno junto a otro sin decir nada y seguir sintiéndose satisfechos. Los jóvenes, descarados e impacientes, siempre tienen que romper el silencio. Es un desperdicio, porque el silencio es puro. El silencio es sagrado. Une a la gente porque sólo aquellos que se sienten cómodos con los demás pueden sentarse sin hablar. Esta es la gran paradoja.

    FaceBook post by Nicholas Sparks from Dec 24, 2011