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Es un curioso tema de observación e investigación, si el odio y el amor no son la misma cosa en el fondo. Cada uno, en su máximo desarrollo, supone un alto grado de intimidad y conocimiento del corazón; cada uno hace que un individuo dependa de otro para el alimento de sus afectos y vida espiritual; cada uno deja al amante apasionado, o al no menos apasionado odiador, desamparado y desolado por la retirada de su objeto.