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El alcohol me azotó. El alcohol y yo pasamos muchos, muchos momentos maravillosos juntos. Nos reíamos, hablábamos, bailábamos juntos en la fiesta; entonces un día me desperté y la banda se había ido a casa y yo estaba tumbado en los cristales rotos con la camisa llena de vómito y dije: 'Eh, tío, se acabó el juego'.