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La verdad es que nuestra civilización no es cristiana; es un trágico compuesto de gran ideal y temerosa práctica, de amorosa caridad y temeroso aferramiento a las posesiones.
La verdad es que nuestra civilización no es cristiana; es un trágico compuesto de gran ideal y temerosa práctica, de amorosa caridad y temeroso aferramiento a las posesiones.