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Cuando lees un libro palabra por palabra y página por página, participas en su creación, igual que un violonchelista que toca una suite de Bach participa, nota por nota, en la creación, el nacimiento y la existencia de la música. Y, a medida que lees y relees, el libro participa, por supuesto, en tu creación, en tus pensamientos y sentimientos, en el tamaño y el temperamento de tu alma.